El compostaje cotidiano consiste en recoger la materia orgánica disponible y transformarla en abono natural, en compost. Compostando la vida en humus en cada decisión. Creando y acumulando capas de vida, como en el interior de nosotras mismas.
La basura orgánica de nuestras casas, de nuestros huertos es utilizada para durante meses, sin motores, sin internet, sin máquinas, ser convertida en compost, en el finalmente denominado humus. Haciendo compostaje estamos imitando el proceso natural de la vida de los suelos.
Girando el sentido, el humus, es la sustancia compuesta por ciertos productos orgánicos procedentes de la descomposición de restos orgánicos por organismos y microorganismos benéficos (bacterias y hongos). Lo identificamos fácilmente por su color negruzco, por el carbono que contiene, y por el olor a naturaleza que nos ofrece, olor a vida.
Sin compostadores, de forma natural, nos lo vamos a encontrar en la tierra, en el bosque… lo encontramos principalmente en las partes altas de los suelos con actividad orgánica.
Imitando el proceso natural de los suelos, en los que antes, siendo recolectores y cazadores, recogíamos nuestras semillas y frutos, ahora en casa, en los huertos urbanos, en las granjas ecológicas retomamos y reciclamos nuestras basuras. Hacemos un copia y pega de lo que la madre naturaleza nos enseña. Nos dicen las cifras que de cada 100 kilogramos de materia orgánica recogeremos aproximadamente unos 30 kilos de compost.
Compostamos la vida en cada decisión de nuestro quehacer diario. En el proceso de alimentación y recolección de residuos orgánicos estamos poniendo conciencia en continuar la vida, incluso más allá de la propia, para generar un nuevo comienzo de crecimiento. En esta labor no estamos solas o solos. Ayudados por escarabajos, caracoles, babosas, larvas bebés, lombrices jóvenes y adultas, moscas y hormigas, microorganismos que transportan, devoran y trituran haciendo compost. Viviendo en su cotidianidad, carentes quizás de conciencia, o no, de su gran contribución .
Y a mi parecer, del mismo modo vamos en nuestro quehacer diario compostando nuestras experiencias de vida. Vamos masticando, devorando, triturando los acontecimientos, para ir formando en nuestro vasto mundo interior estratos de vida nueva a cada paso. Compostando la vida con las partículas, los restos, (los enormes trozos incluso) de cada emoción, de cada experiencia, guardando y almacenando, carentes de conciencia, o no,…. de cómo contribuimos a crear y acumular capas de vida propia, que una vez convertidas en humus, nos permiten seguir creándonos a nosotras mismas.